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miércoles, 28 de diciembre de 2011

"Midnight in Shanghai" (2011-2012)


Ya es de noche. La penúltima noche se puede decir. El año se acaba y quedan horas para que las luces de la ciudad tomen un protagonismo aún más narciso de lo habitual. Me asomo a la ventana. Desde aquí veo cómo se dibujan las siluetas de los edificios. Hace frío, un frío terrible. Se ha hecho un gran silencio. Desde aquí arriba y con esta realidad, es inevitable pensar en cómo ha ido el año, y cómo se presenta el siguiente, aunque creo que es la primera opción la que me deja aturdido los últimos días del mes de Diciembre. Cada año en estas fechas, miro hacia atrás y me abruma la sensación de que cualquier tiempo pasado fue mejor. Supongo que es un sentimiento a lo "Midnight in Paris", pero a pequeña escala. "La nostalgia es la negación" decía uno de los protagonistas. Pues supongo que es imprescindible sentir algo de negación por el año que viene y hacer comparaciones con aquellos que ya se fueron. No voy a descubrir cómo fue mi año, pues supongo que eso ya lo saben aquellos que deben. Simplemente dar las gracias a aquellos que han hecho posible que éste haya sido tan especial, con lo bueno y lo malo. No olvido mi triángulo en España, que echo de menos, Alicante, Bilbao, Valladolid. Unas fechas un poco sentimentales las de estos días para estar tan lejos. Pero puedo asegurar que me siento afortunado, estoy en China. El tiempo pasa cada vez más rápido.

:3

新年快乐

lunes, 7 de noviembre de 2011

¿Rojo y Cartier?

"True love has a colour and a name". Así es como la manufactura relojera francesa Cartier nos vuelve a vender el amor, o mejor dicho, los "productos somatizantes" de éste. Lo hace a nivel mundial por medio de una campaña viral, que como ya nos tiene acostumbrados la casa, es más que conmovedora. París, cuna de la empresa y aún no demostrado pero sí creído por todos, rincón del amor, se convierte en el escenario de las 3 "películas" que durante unos instantes nos obligan a creer en el sentimiento por excelencia.
Bañado con un acento que achacamos a los paladares más románticos y rodeado de un halo musical a base de violín casi exclusivamente, basta prestar atención y dejarse envolver por las historias.


Eterna pregunta sin respuesta atacada por Cartier en su campaña: ¿El amor para siempre? La respuesta de la fábrica es afirmativa. Igual que sus joyas se supone son, eternas, ¿han tratado ellos de asemejar el sentimiento Cartier al sentimiento del amor? Si bien es cierto que la base de la campaña empieza su manifiesto con, "el amor verdadero tiene nombre y color", podemos pensar que se trata de algo más intenso. ¿Podemos hablar de distintas clases de joyas y diferentes relojes al igual que notamos la existencia de diferentes tipos de amor? Hay un claro ataque al resto de firmas, Cartier prevalece sobre las demás de un modo elegante pero agresivo. Y qué decir del nombre. El amor verdadero posee también sólo una denominación, un "él o ella", al igual que se tiene la creencia de que éste sólo aparece una vez.

Entonces, ¿es Cartier el amor verdadero?









miércoles, 2 de noviembre de 2011

Love...




"Quizás el amor no sea algo que te ocurre, quizás sea algo que tu escoges". Así se termina describiendo este sentimiento en una de las numerosas comedias románticas que nos hablan de lo maravilloso que es el amor:




Definir qué es el "amor" sería como tratar de encontrar un sentido al por qué del mismo. Tantas definiciones posibles como historias de amor surjan. Esa es mi particular idea de cómo aproximarnos al concepto. Por ahí se habla de "amor de película". Y yo me cuestiono ¿Cuál es la razón que nos hace relacionarlo directamente con una historia cinematofráfica cargada de drama y con, posiblemente, final feliz? Quizás todos esperamos ser protagonistas de ese filme y es por ello que ansiamos creer. De ahí viene aquello de "no creo en el amor". ¿Por qué tratar a éste como un sentimiento divino, algo en lo que creer a ciegas sin tener prueba alguna?. ¿Por qué tratamos de aferrarnos a éste como si nos fuera la vida en ello?. Hasta hace poco pensaba que todos habíamos sentido alguna vez ese cosquilleo en el estómago, "esas abstractas mariposas" al ver a "ese alguien". Pero hay gente que realmente con avanzada edad te confiesa abiertamente que nunca ha estado enamorada. "Que triste" pienso yo dentro de mi ser, sin embargo, tal vez es más triste que yo haga esa reflexión que el hecho de que un tío con 30 años nunca haya estado enamorado. Es posible que yo me considere suertudo por conocer ese sentimiento y lo que yo creo que se acerca al mismo, cuando en realidad puedo ser desdichado precisamente por ello y ser afortunado el otro. A veces escucho por ahí el opuesto a éste. Dícese de aquellos sujetos que se enamoran constantemente y dan rienda suelta al hecho de "estarlo" de modo público o cuasipúblico. En mi opinión, poco entendedores del corazón y vanalizadores, si es que esta palabra existe, del mismo.
Yo tengo mi particular teoría de la media naranja, sólo que en mi caso la denomino "teoría del 100%". Reservada para unos pocos,los cuáles ya la conocen, no detallaré aquí más sobre ésto. Confieso que cada vez me hallo más convencido de la misma.






En China sin embargo el amor es, como todo aquí, un negocio más. Parques de citas donde lo importante es tratar de "encajar" a los sujetos dependiendo de lo que ofrezcan (dinero, estudios y físico).












Parejas perfectas que deberán conocerse y quererse. Más tarde, cuando ya estén casados, discutirán si es importante aquello de ser felices o no, pero de momento lo que prevalece es la unión conveniencial. Un mercado de "carne humana" dónde los sentimientos no forman parte del trueque y el color que prevalece no es precisamente el rojo pasión, sino el verde, y cuánto más verde haya mejor.
"Comieron perdices, y fueron felices.."








Lo dicho, un sentimiento, múltiples significados.


Amad si podéis... :D

domingo, 23 de octubre de 2011

Pray...

Quizás hay cosas que uno no se plantea hasta que se encuentra en silencio. Es sólo en esos instantes, solo ahí, cuando los pensamientos fluyen por la mente a su antojo, sin posibilidad de un "ya lo pensaré". Ahora es el momento. No hay nada más. Sin embargo, yo siempre he dicho que "no me gusta pensar". Esto se suele malinterpretar. De hecho sólo recuerdo una persona que me entendió a la perfección y además compartía mi sistema. Pensar nos obliga a veces a sentir y ésto a su vez nos puede hacer sufrir. La mejor manera de evitar el sufrimiento es, para mi parecer, dejar de pensar. Vaciar la mente y simplemente "nada". Es algo similar a rezar, sin intención de ofender a nadie. Cuando las personas piden algo al de arriba, sea Buda, Alá, Dios, blanco, negro o con 7 brazos, el entorno es siempre igual. Silencio. Concentrarse, ordenar los pensamientos y hallar la forma de transmitirlos. Para todo ello se necesita lo mismo. Y así me siento ahora mismo, en silencio. No por mucho tiempo.



Buscaré mi propio ruido.

viernes, 21 de octubre de 2011

Eat...

Exquisito o contrario a mi gusto, dejémoslo así. La gastronomía en Shanghái es un interrogante diario. Los olores se pasean por las calles cogidos de la mano de vapores gigantescos que salen de sartenes y dibujan estelas de sabores que cada día sorprenden a mi paladar. El picante es el bastón culinario de todo cocinero y el making-off de todo el proceso es apasionante. Dudo que su conocimiento se haya forjado en altas escuelas de cocina bajo el mando de un chef estricto, pero yo les doy mi particular "estrella".




Son maestros del movimiento. Tallarines, arroces, bollos rellenos de carne, y tofu. El olor de éste último inunda las avenidas sin ningún tipo de complejo, siendo éste indescriptible y al menos para mí, desagradable.



Agarrar los palillos de manera relajada lleva su tiempo y tras días de lucha constante aprendes a hacerlo, o al menos eso creo.




El sabor... el sabor aquí en Shanghái está en la calle.. :)

domingo, 18 de septiembre de 2011

Shanghái nunca duerme




Las calles parecen dormidas aquí en Shanghái. Una mujer en bicicleta carga cinco veces su peso en la espalda. Me mira y sigue su paso. La banda sonora de la ciudad se compone de bocanadas de silencio y aire frío. Paseo sin dirección con mi cámara de fotos. La luz de los edificios va guiandome a través de anchas avenidas que se entrelazan con calles estrechas. Hay algo en todo esto que me hace sonreir. Todo tan bello, todo tan lindo.




Llego a mi casa. Ahora puedo verlo todo de otra forma. Desde mi ventana atisbo las luces que antes me miraban de forma altiva. Respiro y me siento bien.




Buenas noches Shanghái.








domingo, 11 de septiembre de 2011

Shanghái, dulce hogar

Llevo 10 días en Shanghái y ya me siento como en casa. Desde una pequeña cafetería de estilo irlandés, me paro despúes de una semana tan estresante a escribir lo que pudiera ser el comienzo de mi diario shanghainés. Me acompaña un rico caffè macchiato y me rodean sujetos de nacionalidades dispares, ninguno occidental debo añadir. La sensación es extraña, bella y confusoria.


La banda sonora que acompaña este momento es relajante y la decoración me hace olvidar que haya volado varios cientos de kilómetros para estar aquí. El ruido de los coches interrumpe en ocasiones la tranquilidad. La carretera es una lucha encarnizada de vehículos dispuestos a ser los primeros en llegar, cueste lo que cueste. Y los viandantes se mueven como serpientes entre todo ese atasco como si no le dieran importancia alguna.


Tengo mucho que escribir y no sé por donde empezar. De momento lo dejo aquí. Voy a hincarle el diente al pastel de chocolate que el camarero me ha servido tímidamente.

Mi primera semana se resume en taxis que derrapan, rascacielos amenazantes y mucha, mucha locura: Bienvenidos a Shanghái