Las calles parecen dormidas aquí en Shanghái. Una mujer en bicicleta carga cinco veces su peso en la espalda. Me mira y sigue su paso. La banda sonora de la ciudad se compone de bocanadas de silencio y aire frío. Paseo sin dirección con mi cámara de fotos. La luz de los edificios va guiandome a través de anchas avenidas que se entrelazan con calles estrechas. Hay algo en todo esto que me hace sonreir. Todo tan bello, todo tan lindo.
Llego a mi casa. Ahora puedo verlo todo de otra forma. Desde mi ventana atisbo las luces que antes me miraban de forma altiva. Respiro y me siento bien.
Buenas noches Shanghái.
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